
Un olímpico con sentido de Estado
Un olímpico con sentido de Estado
En las pruebas de vela JJOO de Munich 1972 celebradas en Kiel, la clase «Dragón» fue olímpica por última vez, siendo el representate español el «Fortuna» patroneado por el entonces Príncipe de España, Juan Carlos de Borbón. Esta circunstancia nos permite recordar como se gestó su participación olímpica, que tiene su particular historia.
La Federación Española de vela fijo un calendario de regatas de selección para determinar el equipo que, en esta clase, competiría en la rada de Kiel. El representante saldría de una serie de regatas clasificatorias que comprendía la «Christmas Race» de Palamós, el Campeonato de España, el «Trofeo Princesa Sofia» en Palma, el Campeonato de Europa y la Semana Preolímpica de Kiel.
Desde el primer momento se estableció una cerrada competencia entre el «Fortuna» del Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, acompañado de Félix Gancedo y Gonzalo Fernández de Córdoba como tripulantes y el «Perseguido» del veterano regatista Ramón Balcells junto a su hijo Ramón y su amigo Joan Llort. Tras las dos primeras pruebas, el «Fortuna» disponía de una ligera ventaja y, por tanto, las regatas de Palma se presentaban decisivas. Pero la retirada durante las mismas de Balcells por avería facilitó que el Comité Técnico de la Federación confirmara antes de lo previsto que el «Fortuna» sería el representante español en la clase «Dragón» en los Juegos muniqueses.
Según se explica en el libro «Tarragonins Olímpics», esta retirada de Balcells tuvo un alto sentido de Estado. A Balcells se le ofreció competir en otra clase y este aceptó el reto, consciente de la importancia que para la imagen del país suponía la presencia del futuro Rey de España en la cita olímpica.

Los Soling navegando en las olímpicas aguas de Kiel.
Acompañado de su hijo y de su amigo Ramón Llort, Balcells se desplazó a Dinamarca para, en duras condiciones climatológicas y bajo el asesoramiento del danés Ib Using Anderssen, adaptarse en el corto plazo de dos meses a la clase «Soling» que en Munich tomaba el relevo para futuros Juegos de la clase «Dragón». Lo lograron, y lo cierto es que en la rada de Kiel comenzaron bien con un 9º, pincharon en la segunda regata con un 23º pero recobraron empuje con un excelente 2º que les dio mucha confianza.
Pero entonces llegó la tragedia del ataque terrorista de Septiembre Negro a la Villa Olímpica con su fatal desenlace y ello trastocó y mucho el devenir de las pruebas. Bajo el impacto de lo sucedido y bajo fuertes medidas de seguridad, las pruebas de reanudaron tres días después pero ya nada fue igual. El «Soling» español completó las tres siguientes regatas con un 10º, un 12º y un 18º, lugar que le situaron en el noveno de la general muy cerca de la séptima plaza.
Conviene destacar que Ramón Balcells Rondón compitió en Munich con 53 años y que, veinte antes, ya lo había hecho en Helsinki 1952, con un barco construido por él mismo, logrando un meritorio décimo lugar en la clase «Finn», que pudo ser mejor, de no mediar dos polémicas descalificaciones.
Después de Helsinki priorizó sus obligaciones empresariales, pero considerado unos de los forjadores nuestra vela deportiva y por sus amplios conocimientos, fue el responsable técnico del Equipo Olímpico de vela español en México 68. Fue entonces cuando el gusanillo de la competición se despertó de nuevo, llevándole a su segunda cita olímpica en aguas de Kiel.
El caso de Ramón Balcells Rondón y su hijo Ramón Balcells Comas es la única entre españoles, en que padre e hijo han competido al mismo tiempo en unos mismos Juegos Olímpicos.
Texto: Juan Manuel Surroca
Blog: http://elmarcadordejmsurroca.blogspot.com.es/
Twitter: @SurrocaJM
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