¿Y después qué?

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¿Y después qué?

Hoy os traigo un tema para reflexionar y del que se ha hablado en multitud de ocasiones. Nuestro país tiene una salud excelente en cuanto a la clase infantil se refiere, contamos con multitud de regatas, multitud de deportistas y muchas personas volcadas en la vela infantil. Pero ¿y después qué?

He comprobado personalmente como incluso en clases que eran florecientes en cuanto a deportistas se refiere como el Laser 4.7 y que hubo que separar las Copas y Campeonatos de España de sus hermanos mayores el Radial y el Estándar debido al gran numero de participantes y hoy por hoy incluso éstas han descendido en número de participantes drásticamente.

Las estadísticas son como para desanimarse, pues la gran mayoría de éstos jóvenes deportistas se pierden tras el Optimist. ¿Falta de seguimiento, desencanto con el deporte? Vamos a intentar desgranar de una vez por todas los motivos por lo que esto ocurre.

Si queremos llegar a tener una gran flota de juveniles y más tarde de opositores a las clases olímpicas ha llegado el momento de ir poniendo soluciones reales a este problema.

¿Qué pasa tras el Optimist?

1.- Las complicaciones escolares y de estudios aumentan.
2.- Edad y hormonas. No se ha creado una ilusión real como para que el deporte ilusione y sea
compatible con la diversión necesaria a esas edades.
3.- Los padres también pierden parte del empuje, interés, ya no son pequeños.
4.- La mayoría de los clubs carecen de infraestructura como para tener infantiles y juveniles.
5.- El económico.

Bajo mi punto de vista estos son los cinco principales motivos del fracaso, ojo sin ser sólo los únicos que seguramente cualquiera de ustedes podrán añadir alguno más.

¿Que les parecería comenzar a atacar por fin y por toda el asunto? ¿Quizás organizando jornadas de trabajo para recabar opiniones y soluciones?

Se ocurre por ejemplo unir sinergias entre clubs pequeños de la misma zona o una comisión permanente de seguimiento o cómo hacer disfrutar tanto a los peques con su deporte favorito que hagan tantos amigos que no quieran dejarlo. A veces a estos pequeños los hacemos trabajar tanto y tan duro que cuando son ya mas mayorcitos se rebelan. Tuve un técnico entrenando a mis hijos que a pesar de que les exigía muchísimo trabajo y seriedad en el agua, después fomentaba el compañerismo y el salir juntos de ocio. El resultado es que aún hoy en día y aunque cada los entonces optimistas ahora cada uno navega en cosas o sitios diferentes, cada vez que pueden siguen quedando para salir un día de barbacoa y/o fiesta ¿no es genial?.

Sé que es un tema antiguo, sé que se habló miles de veces de lo mismo, pero seguimos igual, mucho hablar y poco hacer. Habrá que aprender también a escuchar. ¿Volvemos a intentarlo esta vez de verdad? Pues a que esperamos.

Seguimos para bingo.

Paco Coro

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