La jornada en aguas coruñesas, fue sencillamente desesperante, por la falta de viento…

Los 19 barcos inscritos en el Trofeo Comodoro para Solitarios y A-2 sufrieron lo indecible en la prueba organizada por el Real Club Náutico de La Coruña. Más de siete horas tuvieron que soportar en el mar para una regata de 14. 8 millas, y que llevaría a la flota  desde la salida hacia el puerto exterior de Ferrol, luego hasta Lorbé y línea de llegada en la Guisanda.

La salida, a las 12.20  con 8-9 nudos del 189 al 190, pero cuando la flota se acercó a la Marola el viento cayó a cero, y lo que iba a ser una plácida navegación se convirtió en un tormento en esta prueba clasificatoria para los circuitos gallegos de Solitarios y A-2, ya de por sí exigentes como saben los regatistas a lo que se enfrentan en este tipo de pruebas.

La encalmada parecía eterna y por ello sólo tres barcos de A-2 pudieron cruzar la línea de meta. El primero en hacer su aparición fue La Galera, un J-80 patroneado por uno de los referentes de la clase finn en nuestro país: Miguel Fernández Vasco que esta vez estuvo acompañado por Jesús Pintos, que regresaba de aguas murcianas de realizar un gran papel en el Mundial Máster de Finn… en el que incluso venció en una de las mangas… ambos se llevaban la victoria en la general de A2 y en la ORC 2-3.

Por orden de aparición en meta el segundo barco fue el Alma do Mar-Sadamar, con Daniela Rocha a la caña y Nito Enríquez de tripulante, del Club Marítimo La Penela… para ellos era la primera posición en la clase ORC 0-1. El tercer barco que pudo entrar fue el Lambaix del Club Náutico de Sada con el tandem Antonio Rios-Antonio Ardá, que era el segundo en su clase tras el de Daniela Rocha-Nito Enriquez.

El resto de la flota aguantó lo que pudo y siete horas después de la salida comenzaron los barcos a enfilar hacia los pantalanes ante la imposibilidad de continuar en regata. La entrega de premios en la Cena de Regatistas el Día de lo Inocentes… y conste que no es una inocentada.