El deporte de la vela ha dado muchas alegrías, no tan sólo a Galicia sino a toda España… a nivel olímpico tantas… que es el deporte más laureado de nuestro país, el que mayor número de medallas ha logrado.

Pero la maquinaria del deporte no funciona sin apoyo mediático, sin patrocinadores, sin inversiones de quien corresponda. En la vela de crucero que en Galicia tiene sus máximos exponentes por una parte en el proyecto «Galicia 93 Pescanova» de Vuelta al Mundo liderado por Javier de la Gándara en lo deportivo, así como por Manuel Fernández, Charo Andrade y Francisco Quiroga en la gestión ejecutiva del mismo… y por otra en el «Desafío España Copa América» que tuvo varios gallegos al mando: Pedro Campos, Juan Carlos Rodríguez Toubes y Luis de la Peña… y por club desafiante al Monte Real Club de Yates de Baiona.

Pero estos grandes, importantísimos proyecto en los que nos acompañó el éxito, fueron realidad por el gran ambiente, el apoyo enorme de los medios de comunicación, las inversiones de los patrocinadores… quizás el inicio de todo estuvo en aquella legendaria Regata Vuelta a España de 1984 que produjo un terremoto en la vela española en general, y en la de Galicia en particular.

Al socaire de la Vuelta a España que lideró la revista Bitácora con Federico Arias y el Monte Real Club de Yates, nacieron una saga nueva de regatas, como la inolvidable General Optica o el propio Príncipe de Asturias… llegó la televisión a la vela, llegaron los medios escritos de gran difusión… y fruto de ello comenzaron a aparecer barcos esponsorizados, que irradiaron de actividad frenética a muchos regatistas que posteriormente lograron gran éxitos: Gándara, Campos, Zabell, Echávarri, Echogoyen, Toro… surgieron como profesionales de este enorme caldo de cultivo.

Pero de unos años a esta parte el volcán está apagado… la comunicación y en consecuencia, la rentabilidad para los inversores se ha visto muy debilitada… y aquí es donde entra Mar de Maeloc potenciando eventos tan señalados como las tres regatas elegidas, que tienen que ser el comienzo de nuevo de un contagio para todo el sector de la vela. Porfín los buenos vientos han llegado a la vela gallega, de la mano de Mar de Maeloc.