José Luis de Ugarte, el navegante español por excelencia del Siglo XX
José Luis de Ugarte nacío en la localidad vizcaína de Getxo el 6 de noviembre de 1928. Si bien su pasión siempre fue el mar y la navegación, como marino profesional que fue, lo cierto es que Ugarte se hizo famoso en la especialidad de navegante solitario ya avanzado en edad. Sus primeros pasos en la élite fue en el año 1979, siendo el primer español en participar en la BOC Challenge, considerada sin discusión la regata más importante a nivel internacional para navegantes solitarios. Ya en 1992 y 1993 culmina la Vendée Globe, siendo galardonado en el año 1996 a nivel del Estado Español, cuando S.M.Don Juan Carlos I, le impone la Medalla al Mérito Deportivo.
Ugarte hace la «mili» en la fragata Martín Alonso Pinzón. Posteriormente después de estudiar Náutica, navega en la marina mercante y española e inglesa. Después de un tiempo desembarca en Liverpool, donde se casa y se establece, a la par se establece como provisionista naval. Allí adquiere un viejo pesquero, el Orion Iru, embarcación que se lleva a su Bilbao realizando en él, una vez remozado, la que sería su primera travesía como navegante solitario.
A lo largo de los veinte años siguientes, sus aventuras van siendo cada vez mayores. Su primera participación en regata fue en la Falmouth-Azores-Falmouth, en 1979. Cubrió con éxito el trazado de las 2400 millas náuticas del evento logrando la segunda posición. Con esta gesta logra clasificarse para la legendaría Ostar en 1980,…, una regata durísima que contaba con un recorrido de 3000 millas, con salida en Plymouth y llegada a la costa norteamericana, a Newport. La desgracia quiso que se le partiera el stay de proa a su Northwind cuando iba en primera posición, lo que le obligó a desviarse a las Azores para reparar la avería. Cuatro años después regresó a esta regata, quedando tercero.
El impulso para retos mayores lo recibe en su vuelta a La Azab, ganando en todas las categorías. cuando obtuvo un meritorio tercer puesto en monocascos en la Carlstar 88. En el horizonte apuntaba ya la BOC Challenge 1990-1991, una vuelta al mundo en solitario dividida en cuatro etapas, en la que consiguió lo más importante, que no era otra cosa que terminar. No obstante la verdadera gesta, estaba por llegar, y fue la que puso en boca de todos el nombre de este hombre de otro tiempo, émulo de imaginarios Achabs o más reales Shackelton o Ad-mundsen. Su nombre: Vendée Globe 1993, una nueva vuelta al mundo en solitario, pero en esta ocasión sin escalas y sin ayudas externas, una prueba calificada por muchos como suicida, un auténtico descenso a los infiernos, la regata más arriesgada de todos los tiempos. Y allí, con 64 años, camino de los 65, decidió José Luis que estaba su lugar.

José Luis Ugarte en el Museo Naval de Bilbao al que tantas horas y horas dedico en su puesta en marcha. Al fondo en el varadero-expositor del Museo el BBK con el que logró completar la Vendee Globe en 1993, pasando a formar parte de la mitología de los navegantes mundiales.
Cuando tras 135 días de regata, regresaba al puerto francés de Les Sables d’Olonne con su destartalado Euskadi Europa 93, ni siquiera el apoteósico recibimiento, que le brindó una multitud que aguantó estoicamente el mal tiempo para agasajarle, libró de su cabeza los terribles momentos vividos, que se fueron conociendo con cuentagotas. Dos compañeros de regata muertos, una vía de agua en su barco que le hizo pensar seria y fríamente en la muerte, escasez de víveres y la ausencia total de viento que le retuvo siete días en el Ecuador y que estuvo a punto de acabar con él psicológicamente, llevaron a Ugarte a expresarse con meridiana claridad, en medio del gentío, tras el abrazo con su mujer Edith: «No era tan fuerte como creía», dijo de sí mismo. «Es una prueba inhumana. Nunca más; es algo que sólo se puede hacer una vez en la vida»…, si se tiene suerte de poder contarlo.
Once años después, Ugarte, José Luis, vuelve a las andadas náuticas. Mirando de reojo el Euskadi Europa 93, varado en el dique seco del Museo Marítimo de la Ría de Bilbao como testigo de su hazaña, siente de nuevo la llamada de esa mar que nunca ha abandonado y en la que ha vivido incluso el nacimiento de su nieto.
Embarcado desde el 22 de octubre, vuelve a sentirse el curtido y veterano lobo de mar que figura en el imaginario popular. La apuesta vuelve a ser dar la vuelta al mundo (y van cuatro); esta vez, siguiendo la huella del más importante marino vasco, de su tierra, Juan Sebastián Elcano. A bordo de una réplica modernizada y con motor de auxilio, de la histórica nao Victoria. Eso sí, nada de soledad. Para la ocasión, se ha rodeado de un grupo de 20 personas, entre expertos marineros y científicos, que harán más llevadera la monotonía alrededor del orbe por el gran azul. Esta réplica se construyó para la EXPO 92 de Sevilla, por la Fundación Nao Victoria.
José Luis miembro de uno de los clubes con mayor prestigio del mundo: el Real Club Marítimo del Abra-Real Sporting Club de Las Arenas, en las que fue en los años 80 y 90 su Comodoro. Su trabajo como directivo fue excelente, siendo el creador de la Regata Costa Vasca de Cruceros (regata de cruceros más importante del Club), así como impulsor de la Copa Gitana como evento dedicado a los barcos clásicos, y de las regatas de solitarios en El Abra. En su honor el Club le ha dado su nombre a la excelente Escuela de Vela, y cada año en el mes de setiembre se celebra en Getxo «La Semana de Vela José Luis de Ugarte», reservada a la vela base fundamentalmente. Ugarte nos dejó en julio de 2008 tras una penosa enfermedad, pero su ejemplo como navegante y su calidad humana, estarán por siempre presentes para los aficionados de la vela.