
Una de las joyas del Museo Marítimo de Barcelona: La Galera Real
Una de las joyas del Museo Marítimo de Barcelona: La Galera Real

Desde 1971 el Museo Marítimo de Barcelona exhibe una réplica La Real, la galera de Juan de Austria en la Batalla de Lepanto
En julio de 1571, Don Juan de Austria, Capitán General de la Mar, embarcaba hacia Génova, a bordo de la galera real, cuyo programa decorativo había elaborado el humanista sevillano Juan de Mal Lara. La galera se concibió como una obra edificante y anunciadora de la victoria venidera; se convirtió en el soporte representativo de un sueño político que anhelaba la victoria cristiana, proyectando al Rey Felipe II hacia la consecución de su ambición universalista. La constitución de la Liga Santa le proporcionó la oportunidad de erigirse como el guía temporal de la cristiandad, el brazo armado de Dios. La galera real debía estar a la altura de sus pretensiones políticas.
La Gran Bandera del Califa el símbolo de la victoria en Lepanto
Como buque insignia, estaba lujosamente ornamentada y pintada en rojo y oro. Su popa, estaba dotada de numerosas esculturas, bajorrelieves y otros ornamentos, muchos de los cuales, estaban inspirados en temas religiosos, los cuales, le fueron encargados el diseño a Juan de Mal Lara, comisión que cumplió además escribiendo una Descripción de la popa de la galera real del serenísimo señor don Juan de Austria, capitán general del mar. Narrar y edificar, tal era el fin del discurso de las pinturas y esculturas, que combinaban la acción con la sentencia y situaban el presente del combate dentro de la verdad atemporal de la victoria del Bien sobre el Mal. Segura de su mensaje, la galera real tuvo, sin embargo, una existencia efímera.
Los combates que la enfrentaron a la Sultana de Alí Pachá fueron, según los testimonios, de una violencia destructora. De vuelta a Mesina fue visitada por todos los notables, jurados, señores y caballeros que allí se encontraban, y ya por la tarde entraron todas las naves por fin en el puerto. Al día siguiente hubo «una exultación de victoria maravillosa» porque la flota hizo su entrada solemne; la galera real remolcaba la del Turco, como hicieron todas las demás galeras cristianas con las de los vencidos, cuyas banderas habían sido arriadas32. Para festejar la victoria, Don Juan ofreció un banquete que no pudo celebrarse a bordo de su galera, demasiado dañada.
Sólo la de Andrea Doria parecía lo uficientemente intacta para la ocasión. Sin fechas ni testimonios precisos, la galera real debió de zozobrar seguramente en el puerto de Mesina antes del 10 de marzo de 1572, cuando Felipe II anunció a su hermano la construcción de una nueva galera de veintinueve bancos. El 27 de marzo le comunicó que estaría lista a finales del mes de abril y que la decoración y esculturas se realizarían en Nápoles. Las galeras reales que sucedieron al nuevo Argo probablemente no lo igualaron jamás, puesto que las circunstancias de este acontecimiento requirieron una representación ejemplar.
Texto: Museo Marítimo de Barcelona. Para mayor información adjuntamos este PDF con una publicación al respecto del Patrimonio Nacional.
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